<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/playa.jpg" width="800" height="400" alt="Playa del Olvido"> La playa se extendía de lado a lado hasta donde alcanzaba la vista, blanca e impoluta, sin rocas ni plantas que alterasen su armonía. Tras de sí, las olas apenas rompían mansamente contra la orilla, y el mar era de una belleza color turquesa casi indescriptible. Enfrente, a unos cien metros de donde se encontraba, una frontera de matorral bajo anticipaba durante una corta distancia la espesa vegetación que le guardaba las espaldas: altas palmeras que exhibían sin pudor montones de cocos inalcanzables, junto a otros árboles de hojas grandes y oscuras que jamás había visto antes, árboles de cuyas copas, a muchos metros sobre el suelo, colgaban lianas como serpentinas olvidadas tras una fiesta de fin de año. Con la mente totalmente en blanco, sin poder recordar ni quién era ni qué hacía allí, no le quedaba otra opción que moverse. Podía [[seguir la orilla->tronco]] en uno de los dos sentidos, eligiendo al azar, o [[internarse entre la vegetación->Poblado]]. Estaba tratando de decidirse cuando descubrió el zurrón semienterrado en la arena. ¿Qué iba a hacer ahora, emprendía el camino, o cedía a la curiosidad y [[miraba el contenido del zurrón->bolso]]? <style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/maleza.jpg" width="800" height="400" alt="Maleza"> Se hallaba en una amplia zona ganada a los árboles, que la rodeaban y cubrían por encima con las enormes hojas de sus copas, a muchos metros de altura, haciendo que en lugar del celeste del cielo sólo se pudiera ver una impresionante cúpula verde que filtraba los rayos del sol, ensuciándolos e impregnando el ambiente de una penumbra nada tranquilizadora. Y entonces vio al monstruo. Era una especie de lagarto, inmenso, de aspecto humanoide hasta el punto de estar incorporado sobre sus patas traseras y utilizar las delanteras para realizar tareas complejas. Creía —de eso no estaba segura— que sujetaba en una de ellas una especie de arma, algo parecido a una rudimentaria lanza. Todas las fibras de su ser le pedían que [[saliera de allí lo más pronto posible->tronco]] pero fue entonces cuando sus ojos se detuvieron en la extraña piedra que parecía flotar sobre el extremo de la lanza que sujetaba el ser, y sintió que tenía que [[examinarla de cerca->piedra]]. <style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/tresenlaarena.jpg" width="800" height="400" alt="Zurron"> «No es un Louis Vuitton, desde luego», pensó, y la volvió a recorrer un escalofrío al descubrir que no tenía ni puñetera idea de lo que significaba ese pensamiento. Decidió ignorarlo, y con cuidado retiró el cierre y apartó la solapa. No tenía la menor intención de meter la mano allí dentro, así que se arrodilló en la arena y vació su contenido sobre ella. Un puñado de objetos resaltó contra la inmaculada blancura: un [[puñal->puñal]], algo parecido a una [[fruta->fruta]], y una especie de [[caparazón dorado->tortuga]].<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/punal.jpg" width="800" height="400" alt="Puñal"> —Un puñal… ahora me siento más segura —susurró sosteniendo ante sus ojos el objeto que, más que un arma, parecía una obra de arte. La empuñadura estaba trabajada con tal grado de detalle, con tal exquisitez, que una vez se posaba la vista en las intrincadas filigranas que la decoraban resultaba una tarea casi imposible dejar de mirarla. La hoja estaba tan afilada que parecía capaz de cortar en dos limpiamente un cabello que cayese hacia el suelo. «Mejor la dejo dentro… no quiero rebanarme un dedo sin querer al meter la mano en el bolsillo», pensó, y volvió a guardarla en el zurrón. Ahora era el momento de decidir si [[seguir curioseando->recoger]], o [[ponerse en marcha->playa bolso visto]] de una vez.<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/fruta.jpg" width="800" height="400" alt="Fruta"> Cogió el extraño objeto, y tuvo que limpiarlo de la capa de arena que se le había adherido antes de examinarlo con calma. Era una especie de fruta que rezumaba un líquido pegajoso de olor dulzón, lo que la había hecho candidata ideal a convertirse en una croqueta rebozada en arena de playa. El estómago de la chica rugió ante el apetitoso olor, y tuvo que obligarse a sí misma a devolverla al interior del zurrón con toda la pena del mundo. No sabía si iba a ser capaz de encontrar comida en los alrededores, y no quería quemar sus provisiones a las primeras de cambio. Ahora el hambre era más una incomodidad que una necesidad... más adelante, quién sabía. Se quedó pensando si [[seguir curioseando->recoger]], o [[ponerse en marcha->playa bolso visto]] de una vez. <style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/tortuga.jpg" width="800" height="400" alt="Caparazon"> Sobre la arena, un único objeto semienterrado esperaba a que lo examinase: era una especie de amuleto, una concha de tortuga del tamaño de una pelota de ping-pong, de color oro viejo con trazas de verde esmeralda entre las líneas que delimitaban las placas de las que se componía. La levantó a la altura de sus ojos y la examinó atentamente. En un principio se había planteado la posibilidad de que fuese alguna joya de oro macizo, pero era tan liviana que descartó la opción de inmediato. La giró entre sus dedos para mirarla desde todos los ángulos posibles, y llegó a la conclusión de que quizás estaba hueca. Se la acercó al oído y la agitó para tratar de descubrir si tenía algo en su interior, y entonces ocurrió algo tan inesperado como sorprendente: por el hueco superior del caparazón apareció la cabeza de una tortuga, de un color dorado limpio, a la que acompañaron por los huecos correspondientes cuatro patas del mismo color, una detrás de otra. Parecía ser de una especie de oro orgánico, flexible, con la textura rugosa de la piel de un reptil, pero sin olvidar del todo su origen metálico. —¡Joder! ¡Está viva! —exclamó la chica a la vez que arrojaba la tortuga a la arena con una expresión mezcla de incredulidad y sorpresa. El diminuto animal cayó patas arriba y se mantuvo unos instantes así hasta que, con gran esfuerzo, consiguió girar sobre sí mismo e incorporarse. Estiró la cabeza hasta el punto de dar la impresión de que iba a separarse de la concha, abrió mucho los ojos, y lloró. Lloró y gritó con una intensidad que hizo que la chica tuviera que taparse los oídos con toda la fuerza que pudo reunir para evitar perder el sentido. Sintió que se le iba la cabeza y temió que el cerebro se licuase y resbalara por los oídos hasta sus hombros. El insoportable grito barrió la playa de lado a lado con ondas sonoras casi visibles, casi corpóreas. Las piernas dejaron de sostenerla y se hincó de rodillas en la arena. —Basta… por favor, basta —suplicó con los ojos anegados en lágrimas, pero el diminuto animal parecía desconsolado. Era imposible que un sonido de tal magnitud surgiera de un ser tan pequeño, pero así era. Estaba convencida de que sus oídos iban a comenzar a sangrar de un momento a otro, y de la misma forma sabía que si se desmayaba sería su final. No existía nada capaz de resistir un sonido tan intenso, tan potente, más allá de unos pocos segundos. Estiró las manos hacia la tortuga y la cogió. Quizá si conseguía arrojarla lo más lejos posible lograría escapar de aquel sufrimiento. El dolor al destaparse los oídos fue una absoluta agonía, y aunque no tenía ni idea de cuál iba a ser su siguiente paso, estaba convencida de que si seguía soportando esa tortura, aunque fuese sólo por unos instantes más, sería su final. La tortuga, inesperadamente, al sentir que la chica la tomaba de nuevo entre sus manos, se calló. Se mantuvo unos segundos en silencio, con el cuello estirado y la cabeza moviéndose con lentitud, dibujando pequeños círculos hasta que, poco a poco, volvió a esconderse en su caparazón. La chica esperó un instante, apenas un suspiro, sin atreverse ni siquiera a pestañear. Aún quedaban restos del sonido pegados a sus tímpanos, de la misma forma en que una imagen brillante queda impresa en la retina durante unos momentos. Poco a poco, el añorado silencio vistió de paz sus castigados oídos. Con manos temblorosas y sin hacer ningún gesto brusco la soltó con cuidado, rogando por que no comenzase de nuevo a emitir el insoportable sonido. Después del susto, no le quedaron muchas ganas de [[seguir curioseando->recoger]], por lo que se planteó seriamente la opción de [[ponerse en marcha->playa bolso visto]] de una vez.<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/tresenlaarena.jpg" width="800" height="400" alt="Zurron"> Miró los extraños objetos esparcidos sobre la fina arena blanca. El [[puñal->puñal]], la [[fruta->fruta]], y el [[caparazón dorado->tortuga]] esperaban impávidos a que ella tomara una decisión. O quizás fuese la hora de dejarse de juegos y [[emprender el camino->playa bolso visto]].<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/playa.jpg" width="800" height="400" alt="Playa del Olvido"> La playa se extendía de lado a lado hasta donde alcanzaba la vista, blanca e impoluta, sin rocas ni plantas que alterasen su armonía. Tras de sí, las olas apenas rompían mansamente contra la orilla, y el mar era de una belleza color turquesa casi indescriptible. Enfrente, a unos cien metros de donde se encontraba, una frontera de matorral bajo anticipaba durante una corta distancia la espesa vegetación que le guardaba las espaldas: altas palmeras que exhibían sin pudor montones de cocos inalcanzables, junto a otros árboles de hojas grandes y oscuras que jamás había visto antes, árboles de cuyas copas, a muchos metros sobre el suelo, colgaban lianas como serpentinas olvidadas tras una fiesta de fin de año. Con la mente totalmente en blanco, sin poder recordar ni quién era ni qué hacía allí, no le quedaba otra opción que moverse. Podía [[seguir la orilla->tronco]] en uno de los dos sentidos, eligiendo al azar, o [[internarse entre la vegetación->Poblado]]. El zurrón, con su [[extraño contenido->bolso]] que quizás necesitara más adelante, colgaba ahora de su hombro.<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/cristal.jpg" width="800" height="400" alt="Pared de cristal"> Al azar, eligió el oeste entre las dos posibilidades enfrentadas y comenzó a correr por la arena, acercándose a la orilla por un doble motivo: primero, porque correr en la zona en la que había más arena era agotador, y segundo porque quería alejarse lo máximo posible de la linde con la vegetación en la que podía acecharla //vete-tú-a-saber-qué-cosa//. Corrió con todas sus fuerzas, sintiendo el agua helada de las casi inexistentes olas romper con suavidad contra sus tobillos, acariciándolos. Mantuvo el ritmo todo lo que le fue posible, hasta que sintió que sus pulmones se habían convertido en bolsas de esparto y que el simple intento de aspirar una bocanada de aire era una tortura. Entonces, se dejó caer de rodillas sobre la arena mojada y clavó en ella las uñas, luchando por respirar a la vez que se esforzaba por diferenciar cada latido de sus hermanos gemelos en el golpeteo constante que sentía en su pecho. Las olas le susurraron en los muslos y treparon por sus pantorrillas casi con dulzura, como si estuvieran preocupándose por su estado. Dejó la cabeza colgando, con la arena mojada jugando al escondite entre sus rizos, y por el hueco entre su axila y su pecho, en un mundo en el que el cielo y la arena habían intercambiado sus papeles, comprobó que nadie la seguía. Cuando el ritmo de sus latidos dejó de ser preocupante, se sentó sobre el agua, mirando hacia el mar, y se permitió cerrar los ojos un par de segundos y aspirar una gran bocanada de aire con olor a salitre, para luego expulsarlo poco a poco, como el fumador que se deleita jugando a hacer aros de humo. A pocos decenas de metros delante de ella la playa acababa en un macizo de un cristal azulado, transparente como el agua. La arena blanca de la playa daba paso a un polvo de grano más grueso, pero infinitamente más brillante: los restos del cristal que el paso del tiempo y las inclemencias habían ido limando al impresionante macizo en el que se reflejaban el mar y el cielo. La belleza de la vista la dejó sin aliento unos instantes. Caminó unos pasos más e introdujo los pies en el polvo de cristal. La sensación era parecida a la de meter los pies en la arena en cuanto a suavidad, pero este estaba helado a pesar de recibir el sol de pleno. La única salida parecía escalar aquellas paredes de cristal. Calculó que serían unos ocho metros de pared vertical, y se veían asideros y rebordes que quizás hicieran que no fuese una misión imposible. Quizás. Y entonces, [[oyó los gritos pidiendo auxilio->final gritos]]. <style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/libro.jpg" width="800" height="400" alt="Somnios"> ¡Eh, yo también quiero saber de dónde vienen esos gritos! Por eso me voy corriendo a <a href="https://amzn.to/3PNQBtA">comprar SOMNIOS</a>, porque esto tan sólo ha sido el inicio de una emocionante aventura que te va a llevar a lugares que en este momento no puedes imaginar siquiera. También puedes [[volver al inicio de la aventura->PLAYA DEL OLVIDO]] por si te has pedido algo ;)<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/lagartija.jpg" width="800" height="400" alt="Lagarto"> Lo que en principio le había parecido una lanza, era en realidad una vara gruesa, nudosa, que en su extremo superior giraba sobre sí misma y se retorcía, formando una especie de aro en cuyo interior flotaba algo cuya forma se escapaba a los sentidos de la chica. Unas veces parecía una piedra grisácea vulgar, para de repente pasar a ser una brillante gema de un verde intenso, la más bella esmeralda sobre la que jamás se haya posado la vista, y en un pestañeo convertirse en una bola de energía, una nube gris en constante movimiento, que se retuerce sobre sí misma, devorándose para vomitarse luego en una espiral de grises y negros recorrida por corrientes eléctricas, un milisegundo antes de convertirse de nuevo en una vulgar piedra gris. De repente, el ser olisqueó el aire, como si se hubiese percatado de la presencia de un olor extraño, de algo que no pertenecía a aquel mundo, y en apenas una décima de segundo sus ojos se clavaron en los de la chica y se abalanzo sobre ella. Como única salida, ella metió la mano en el zurrón y sus dedos nerviosos se pasearon entre la [[fruta->atacafruta]], la [[tortuga->atacatortuga]] y el [[puñal->atacapuñal]].<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/lagarto ataca.jpg" width="800" height="400" alt="ataque"> Los dedos de la chica se pringaron con el pegajoso néctar que rezumaba de la fruta al tiempo que el ser desgarraba su garganta con sus afiladas garras... [[¿Quieres intentarlo de nuevo->PLAYA DEL OLVIDO]] o prefieres correr a AMAZON a <a href="https://amzn.to/3PNQBtA">comprar SOMNIOS</a> y enterarte de primera mano cómo continúa esta apasionante aventura?<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/esmeralda.jpg" width="800" height="400" alt="Esmeralda"> La chica agarró el caparazón y lo lanzó hacia el ser. Y, al igual que ocurrió la primera vez, se desató el caos. Apenas el caparazón rebotó en el suelo, la tortuga comenzó a gritar. El lagarto corría despavorido sin rumbo establecido, chocando contra los troncos de los árboles. Tras unos segundos, cayó al suelo, presa de intensísimas convulsiones, echando espumarajos por la boca, tras lo que quedó inerte en el suelo. La chica se incorporó tapándose los oídos, tratando de no hacer caso a los mareos que convertían el mundo en una noria. Ahora quedaba la parte más difícil: sabía que, en cuanto la cogiese entre sus manos, la tortuga dejaría de gritar. Lo que no tenía tan claro era si iba a poder resistir la intensidad del grito tan de cerca. Sin pensarlo más, corrió hacia allí. El Universo se tiñó de rojo conforme se agachaba. Ya a punto de desmayarse, recogió a la tortuga del suelo, y el sonido cesó de inmediato, aunque ella siguió oyéndolo unos instantes más. Sin apartar la vista del monstruo, le arrancó la vara de las garras y, en cuanto la levantó del suelo, la piedra que a veces era una gema y otras una tormenta se desprendió del aro y quedó sobre la arena: una esmeralda de un verde tan puro que cortaba la respiración. Casi sin ser consciente de lo que hacía, la recogió y la introdujo en el zurrón. <a data-flickr-embed="true" data-context="true" href="https://www.flickr.com/photos/196239616@N04/52273369464/in/dateposted-public/" title="libro"><img src="https://live.staticflickr.com/65535/52273369464_d7d4885dc7_o.jpg" width="800" height="400" alt="libro"></a><script async src="//embedr.flickr.com/assets/client-code.js" charset="utf-8"></script> Si quieres saber más acerca de los poderes de esta increíble piedra, no deberías perderte la continuación de la aventura en SOMNIOS, <a href="https://amzn.to/3PNQBtA">a la venta exclusivamente en AMAZON</a>. ¡Espero que hayas disfrutado de tu estancia en SOMNIOS!<style> img { max-width: 100%; max-height: 100%; } </style> <img src="https://www.noveladeterror.com/somniosinteractivo/lagarto ataca.jpg" width="800" height="400" alt="ataque"> La chica sintió cómo sus dedos de cortaban con la afilada hoja del puñal, pero apenas le dio tiempo a sentir el dolor antes de que el horripilante ser la alcanzase y la despedazara con sus poderosas garras... [[¿Quieres intentarlo de nuevo->PLAYA DEL OLVIDO]] o prefieres correr a AMAZON a <a href="https://amzn.to/3PNQBtA">comprar SOMNIOS</a> y enterarte de primera mano cómo continúa esta apasionante aventura?